Polémica por un proyecto que busca prohibir el uso de perros para caza

Una propuesta de la legisladora de Consenso Federal en Diputados, Graciela Camaño, desató el debate. Adiestradores niegan que exista crueldad en el trato y proteccionistas apuntan a que hay prácticas que conllevan maltrato animal.

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Bajo el título de “Prohibición de Caza con Perros”, el mes pasado la legisladora del bloque Consenso Federal, Graciela Camaño, presentó en la Cámara de Diputados de la Nación un polémico proyecto de ley que busca prohibir el uso de perros para todas las actividades vinculadas a la caza.

En el 2015 ya había sido elevado en el Congreso nacional una propuesta similar a cargo de la senadora pampeana María Odarda, en la cual en sus fundamentos revelaba algunos elementos de crueldad hacia los perros utilizados para su adiestramiento; sin embargo, la iniciativa no prosperó.

En esta oportunidad, Camaño propone reprimir con prisión de 3 meses a cuatro años y multa al que “por cualquier título organizare, promoviere, facilitare o realizare actividades de caza con el uso de perros”.

“El uso de perros para la caza conlleva el ejercicio de un grado de crueldad y de violencia que es feroz, porque se lo fuerza a participar en matanzas crueles, violentas, agónicas, bajo los eufemismos de tradición, deporte y cultura”, establece la legisladora y en los fundamentos de su proyecto enumera una serie de situaciones.

Describe además prácticas de reproducción de las hembras a fin de obtener ejemplares con características propicias; adiestramientos basados en el encarnizamiento y la ferocidad con la presa, valiéndose de animales vivos como señuelos; expresa que se emplean drogas para evitar que los perros se atemoricen; encierros, situaciones en que son encadenados; abandonos si sufren heridas y falta de atención veterinaria, entre otras cuestiones.

En definitiva, si bien toma como sujetos de protección a los perros usados para la caza, también pone en el centro del debate a la caza como actividad en sí misma, no solo por la matanza de especies animales, sino además por una “contaminación ambiental por el depósito de perdigones de plomo afectando la vida de todos los animales silvestres del hábitat porque terminan ingiriéndolos y hasta provocándoles la muerte”.

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Un proyecto cuestionado
Para José Schiavoni, cazador, adiestrador y dueño de criadero de perros en Colonia Caroya, la caza es quizás una de las primeras tareas que el hombre realizó junto a los perros, incluso antes de su domesticación.

Con 63 años, aprendió a cazar perdices junto a su abuelo y su padre a los 6 años de edad. Para Schiavoni, “la caza es como un ritual o tradición que se transmite de generación a generación”. 

Consultado por el proyecto de Camaño, explicó que se dedica a adiestrar perros llamados “de pluma”, que son utilizados para la caza de perdices: las olfatean, “marcan” y luego traen la “presa” al tirador.

“Si yo adiestro a uno de mis perros pegándole, no logro nada de él”, explicó Schiavoni a LNM quien en su criadero tiene razas como bretones, bracco alemanes y pointer.

“En el proyecto que se presentó en Diputados, se mezclan todas las razas y no se distinguen los distintos tipos de cacerías”, señaló y precisó que no son los mismos perros para la caza de perdices que los utilizados para la de jabalíes. 

Y destacó: “No es lo mismo el uso de un galgo para una carrera, donde hay apuestas, que para una cacería de liebre. Estos perros, que nacieron para correr, no son drogados para la caza. Yo estoy en contra de que se los drogue para mejorar su rendimiento en una carrera y me parece bien que se castigue a quien lo haga”, sentenció. 

“Todo en la misma bolsa”
Del mismo modo, explicó que los perros llamados “de mordida tenaz” (dogo, pitbull, rottwailler), tienen mucho carácter y a veces no respetan ni al mismo dueño. Y es por eso que no descartó que haya quienes puedan adiestrarlos, puedan utilizar prácticas brutales. “Para mí, la diputada se equivoca al mezclar todo y ponerlo en la misma bolsa. No conoce de cacería. Nunca vio a un perro de ´pluma´ buscar a la presa moviendo la cola”, relató. 

¿Se puede hacer cacería sin perros? “Imposible”, dice Schiavoni. “Se usa el olfato del animal para lograr ubicar a una perdiz, por ejemplo. En el caso del jabalí, el perro olfatea y sigue el rastro de la jauría. En estos casos, es posible que hayan visto videos de cacerías más sangrientas porque los perros lo tienen estaqueado al jabalí y se lo mata a cuchillo”, explicó. “Pero en lo que hace a perros de pluma, son razas que ´marcan´ para que el tirador cace y luego levanta la presa. Ese  animal es criado con tu familia, en tu casa, y no tienen ningún gesto de agresividad ni de violencia alguna”, insistió.

Por último, Schiavoni hizo referencia a uno de los fundamentos del proyecto de Camaño, relacionado a la contaminación por la munición de plomo. “En Córdoba, quienes tiran un promedio de mil tiros por día de munición de plomo son los americanos para la caza de paloma”, dijo aludiendo a las prácticas del turismo cinegético.

“En la caza de paloma no se usa perro. En general, se junta una cierta cantidad de palomas, y se las tira en un pozo. De ellas, luego se alimentan el jabalí, el pecarí, el zorrino, la comadreja o el águila, y son presas que están llenas de plomo. Pero esa es una caza distinta y en nada se asemeja a la cantidad de munición que se utiliza para, por ejemplo, las perdices”, aclaró.

Como conclusión, Schiavoni señaló que para legislar respecto a la caza en sí y el uso de los perros, los legisladores necesitarían un estudio más profundo. “Quizás tendrían que legislar sobre otras prácticas donde hay maltrato, como las carreras de caballos. Pero ocurre que allí se maneja mucho dinero”, evaluó.

Sobre perros sí; sobre los caballos, no
Por su parte, la abogada Andrea Heredia de Olazábal, que encabeza la Sala de Derecho Animal de la UNC, señaló ante la consulta de La Nueva Mañana: “Me parece bien que se impulsen proyectos que se centren en los derechos animales. Deberá analizarse dentro de la legislación vigente la proporcionalidad de las penas que se sugieren. Aunque cuando leo los fundamentos de este en particular, parece que estuviera describiendo la situación que se vive con los caballos de carreras, por mencionar el tema del encierro y la droga. Lamento que nunca entren los caballos en las propuestas que hacen los legisladores para defender el derecho animal”, indicó quien también es titular de la fundación Sin Estribos. 

Heredia de Olazabal destacó las diferencias entre las normativas vigentes que prohíben las carreras de galgos y el uso de perros para la caza: “Ocurre que el uso o empleo del perro tanto en una actividad como en otra, si bien ambas son lucrativas, difieren mucho. En una se lo hace correr para realizar apuestas y suele drogarse al animal con tal fin, como ocurre con las carreras de caballos. En el caso de la caza, el animal es empleado como un arma que detecta la presa para poder el cazador cumplir su cometido que es matar al animal”. 

Asimismo, evaluó: “Hay muchos aspectos para ver en esta práctica, porque el perro aquí es un instrumento de la matanza, aprovechando sus virtudes olfativas. En este punto, hay que destacar que hay canes que detectan la presa (“la marcan”) y otros que la matan. Son actividades distintas, pero ambas son abusivas”, consideró. 
Por último, cuestionó: “¿por qué siempre se legisla sobre perros y no se termina de proteger a otros animales como el caballo, que incluso es mucho más postergado y más sensible, y cuyo padecimiento es mucho mayor al de un animal de instinto depredador, como el caso del perro?”.

 

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